AVENTURAS
ALPUJARRAS

Donde el aire se mezcla con los susurros de historias ancestrales, se extiende una ruta mágica que conecta pueblos encantadores y misteriosos.
En un laberinto de montañas y valles, el aroma a manantial fresco nos envuelve. Las casas blancas encajadas en la ladera vigilan, desde sus picos nevados, las leyendas de brujas que habitaban los rincones de enigmáticos pueblos con estrechas callejuelas y secretos escondidos entre sus sombras. Aquí, las brujas son parte de la esencia del lugar, las leyendas locales hablan de rituales secretos, de aquelarres en la noche, y de cómo las mujeres se comunicaban con la luna llena para invocar fuerzas más allá de lo comprensible.
El viento de las Alpujarras trae consigo un susurro de hechicería, en un paisaje casi medieval.
En las noches claras, se dice que las brujas de aún pueden verse danzando en las colinas, con sus capas negras ondeando al viento. Si miras atentamente, entre los muros de las viviendas y los árboles que rodean los pueblos, podrías descubrir algún vestigio de aquellos tiempos en los que las artes oscuras eran una práctica cotidiana.
Una espectacular paleta de verdes, ocres y azules nos abraza y nos llena de aire fresco. Buscamos sin saberlo el poder de la luna y sentimos una conexión con el misterio que rodea las Alpujarras, para llegar a Trevélez, el pueblo más alto, famoso por sus jamones curados, y por su mística.
Allí, en las alturas, donde el viento silba a través de las grietas de las montañas, las leyendas de las brujas se hacen aún más fuertes, y en las noches frías y solitarias, no es raro escuchar el crujido de una rama, el murmullo de voces lejanísimas, o el vuelo silencioso de una sombra que se desliza en la penumbra.
Éste es un viaje al corazón mismo de las leyendas, un paseo por un territorio donde lo real y lo fantástico se mezclan, y las brujas parecen ser una presencia tan antigua como la misma tierra.